martes, 2 de abril de 2013

II.- Jesús también mira (3d3)

Vio a un hombre ciego de nacimiento (Jn. 9, 1)
Frente a la ceguera está la luz. Quién ve al ciego es la misma luz: “mientras estoy en el mundo soy la luz del mundo(Jn. 9, 5). “Los que no ven verán y los que ven se quedarán ciegos(Jn. 9, 39). En este pobre hombre la oscuridad de la noche y la tiniebla de su limitación son destruidas por la claridad de la luz que irrumpe en su existencia con la luz esplendorosa del día. Son ciegos los que no ven la luz y expulsan al que había sido ciego, “¿somos también nosotros ciegos?” Jesús contestó: “si fuerais ciego no tendríais pecado; pero como decís que veis, vuestro pecado sigue ahí(Jn. 9, 41). En el ciego, a la mirada de Jesús ha seguido el encuentro, la curación y la fe. Los dirigentes no han sido mirados porque en la mirada de Jesús iba la luz y ellos estaban convencidos de que no la necesitaban porque creían que veían. Por esto el proceso que “en este mundo Jesús ha abierto” les pasa desapercibido, mientras que en el ciego el proceso se plenifica porque “cree en el Hombre” que le ha mirado.

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